La industrialización


Cohete Ariane 5 en la base de Kourou. Las acciones e inversiones de Francia y de la Unión Europea en la Guayana Francesa han llevado a esta región a tener el desarrollo más alto de toda América Latina.
Como se ha indicado antes, para varios autores, caso de Reinert, la industrialización no es que sea una vía para superar el subdesarrollo, es la vía para conseguirlo. Algunas naciones han abandonado el subdesarrollo imponiendo una industrialización más o menos forzada. Es el caso de Japón, país que en algunas décadas logró abandonar los usos y costumbres feudales para incorporarse a la Segunda Revolución Industrial. Así se importaron técnicas estadounidenses y británicas, se prohibió llevar las dos espadas samuráis, se acató la imposición estadounidense de abrir el país al comercio, etc. De esta forma a principios y mediados de siglo el archipiélago japonés contaba con una industria capaz de derrotar a Rusia y, más adelante, causar serios apuros a Estados Unidos, pese a no estar su sistema de producción tan avanzado como el estadounidense.
Casos más recientes los constituyen Corea del Sur y las regiones de Hong Kong y la isla de Formosa. Estas regiones constituyen ejemplos de una industrialización orientada hacia la electrónica, la automoción y construcción naval, caso este último de Corea. Todas ellas con unos niveles de vida muy bajos y que lograron abandonar el subdesarrollo gracias a un modelo de industria seguido en parte el modelo japones, potenciando el precio bajo para bienes de consumo.
Pero la industrialización no es fácil de conseguir. Requiere gran capacidad inversiones, mano de obra cualificada, una infraestructura para la formación, una infraestructura para el transporte, energía continua y fiable... Muchas naciones lo han intentado y han fracasado por una u otra causa, caso del Egipto de Nasser o el Gran salto adelante de China.
En otras ocasiones el abandono del subdesarrollo puede deberse a la actuación de la metrópoli. Es no es un caso muy común por dos motivos: generalmente la metrópolis o no destinan recursos suficientes o abandonan las regiones que no les son económicamente interesantes, al menos interesantes para una minoría de cierto peso político. Sin embargo, la actuación de las metrópolis o de los países desarrollados en general también pueden desarrollar una región fomentando un sector económico determinado, no necesariamente el industrial. Quizá uno de los más conocidos, por su impacto mediático, sea el de Guayana Francesa.Esta región de Suramérica abandonó su estátus subdesarrollado, conocida por ser su famoso penal y algunas explotaciones madereras, para conseguir la renta per cápita más alta del subcontinente, aún siendo esta inferior a la media europea y recibir fondos de cohesión por ello. El empuje vino dado sobre todo por las abundantes inversiones del gobierno frances y la Unión Europea para construir en ella y operar los distintos centro espaciales ubicados en la base de Kourú. Estos ingresos se unen a los aportados por la Legión Extranjera francesa, asentada allí para, por una parte, proteger las instalaciones espaciales y, por otra, realizar los entrenamientos en terreno selvático. Tanto la base como la Legión Extranjera suponen cientos de soldados y técnicos bien pagados además de numerosas obras en infraestructuras para el transporte de personal y carga.
La Guayana Francesa constituye un caso en el cual una región pasa de ser una zona totalmente abandonada, excepto como penal, a unirse a la Tercera Revolución Industrial.